SANTIAGO, 11 dic (Xinhua) — El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Chile y China ha sido fundamental en el relacionamiento de ambos países, desde su entrada en vigor en 2006 y su modernización en 2019, al consolidar a la nación asiática como el principal socio comercial y aliado estratégico del país sudamericano, destacaron hoy miércoles expertos chilenos. El Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (CLAPES) de la Pontificia Universidad Católica de Chile organizó un seminario para conmemorar el vigésimo aniversario del TLC bilateral. El objetivo fue analizar cómo este acuerdo transformó el comercio exterior, impulsó nuevas oportunidades y abrió desafíos para el futuro. El expresidente chileno, Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), pronunció en un discurso que en noviembre pasado «Chile y China conmemoraron 55 años del establecimiento formal de sus relaciones diplomáticas», lo que dio paso a una relación cercana y prolongada. «Cuando nuestro país reconoció a la República Popular China en 1970, lo hizo en un contexto global marcado por la Guerra Fría. Fue el primer país sudamericano en dar ese paso, lo que le abrió las puertas a la cooperación internacional y una puerta estratégica a los cambios que vendrían más tarde con la apertura de la nación asiática», dijo Frei. Frei, quien también fue embajador extraordinario y plenipotenciario de Chile para la Región Asia-Pacífico, valoró que cinco décadas después, «China es por lejos el primer socio comercial de Chile, tanto en importaciones como en exportaciones». Señaló que esto se debió al impacto del TLC vigente, que multiplicó el comercio bilateral y dejó a China como receptor del 40 por ciento de las exportaciones chilenas en la actualidad. «Chile y China tienen una relación madura, multifacética, estratégica, basada en confianza y respeto mutuo y complementariedad económica, con respeto a tratados y acuerdos», afirmó Frei. Por su parte, el exministro de Hacienda y director del CLAPES, Felipe Larraín, mencionó que Chile, cuyo 75 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) depende del comercio exterior, es el país más integrado con China de toda América Latina, con un acuerdo comercial que «representó un paso muy importante en la integración comercial y en afianzar las relaciones». «Entre ambos países fluye el comercio y las inversiones, y también ha existido un fuerte incremento de la Inversión Extranjera Directa de China hacia Chile», afirmó Larraín, docente de la casa de estudios anfitriona. En esa línea, destacó la relevancia de que «Chile se convertirá en una base desde la cual China pueda establecerse hacia el resto de la región latinoamericana, no solo como un socio comercial, sino como una plataforma hacia el resto de la región». En tanto, el economista y exvicepresidente del Consejo del Banco Central, Sebastián Claro,afirmó que junto con el fortalecimiento de la relación comercial que impulsó el TLC, «Chile ha hecho un esfuerzo muy grande en abrir mercados y firmar protocolos sanitarios y fitosanitarios para permitir las exportaciones chilenas a China», con lo que este acuerdo comercial ha sido «una base» en esta trayectoria. A su vez, la vicerrectora de Asuntos Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile, María Montt, señaló en un conversatorio que la firma del TLC hace 20 años dio paso a una relación de futuro y permitió a Chile mostrarse al mundo como un socio confiable. En este camino, señaló que desde la academia y las universidades «se ha buscado remediar la falta de profesionales y de expertos sobre China en la región», en vista de que «hay poca gente que habla chino y que conoce China». Finalmente, el embajador chino en Chile, Niu Qingbao, valoró este convenio que «liberalizó el comercio bilateral, motivó la inversión y promovió a su vez una integración mutua mucho más profunda y trajo consigo ganancias para ambos pueblos». «El comercio bilateral se ha multiplicado por ocho en 20 años y no solo en volúmenes, sino también en la variedad de las exportaciones y exportadores chilenos. Hace 20 años, los exportadores de Chile estaban muy limitados, pero ahora hay muchos más y muchas más empresas e individuos que están evolucionando en esta área», expresó el diplomático. Entre los ejemplos de cooperación más relevantes en la actualidad se encuentra la colaboración en autobuses eléctricos con Chile como principal aportante de materias primas como cobre y dueño de una extensa flota de unidades eléctricas chinas en su red de transporte público. El sector agrícola también se ha visto beneficiado en los últimos años, gracias a la demanda de China, mayor comprador de las cerezas producidas por Chile en la temporada estival. Por el lado de la inversión, los capitales chinos se han elevado en áreas como infraestructura, energías limpias, economía digital e industria agropecuaria, con potencial de colaboración en astronomía, ciencia, tecnología, desarrollo aeroespacial e inteligencia artificial. Aletaen vista de que «hay poca gente que habla chino y que conoce China». Finalmente, el embajador chino en Chile, Niu Qingbao, valoró este convenio que «liberalizó el comercio bilateral, motivó la inversión y promovió a su vez una integración mutua mucho más profunda y trajo consigo ganancias para ambos pueblos». «El comercio bilateral se ha multiplicado por ocho en 20 años y no solo en volúmenes, sino también en la variedad de las exportaciones y exportadores chilenos. Hace 20 años, los exportadores de Chile estaban muy limitados, pero ahora hay muchos más y muchas más empresas e individuos que están evolucionando en esta área», expresó el diplomático. Entre los ejemplos de cooperación más relevantes en la actualidad se encuentra la colaboración en autobuses eléctricos con Chile como principal aportante de materias primas como cobre y dueño de una extensa flota de unidades eléctricas chinas en su red de transporte público. El sector agrícola también se ha visto beneficiado en los últimos años, gracias a la demanda de China, mayor comprador de las cerezas producidas por Chile en la temporada estival. Por el lado de la inversión, los capitales chinos se han elevado en áreas como infraestructura, energías limpias, economía digital e industria agropecuaria, con potencial de colaboración en astronomía, ciencia, tecnología, desarrollo aeroespacial e inteligencia artificial. Aletaen vista de que «hay poca gente que habla chino y que conoce China». Finalmente, el embajador chino en Chile, Niu Qingbao, valoró este convenio que «liberalizó el comercio bilateral, motivó la inversión y promovió a su vez una integración mutua mucho más profunda y trajo consigo ganancias para ambos pueblos». «El comercio bilateral se ha multiplicado por ocho en 20 años y no solo en volúmenes, sino también en la variedad de las exportaciones y exportadores chilenos. Hace 20 años, los exportadores de Chile estaban muy limitados, pero ahora hay muchos más y muchas más empresas e individuos que están evolucionando en esta área», expresó el diplomático. Entre los ejemplos de cooperación más relevantes en la actualidad se encuentra la colaboración en autobuses eléctricos con Chile como principal aportante de materias primas como cobre y dueño de una extensa flota de unidades eléctricas chinas en su red de transporte público. El sector agrícola también se ha visto beneficiado en los últimos años, gracias a la demanda de China, mayor comprador de las cerezas producidas por Chile en la temporada estival. Por el lado de la inversión, los capitales chinos se han elevado en áreas como infraestructura, energías limpias, economía digital e industria agropecuaria, con potencial de colaboración en astronomía, ciencia, tecnología, desarrollo aeroespacial e inteligencia artificial.
