
BUENOS AIRES, 4 jul (Xinhua) — El reciente anuncio sobre la conclusión de un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el Mercado Común del Sur y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, siglas en inglés), integrada por Islandia, Noruega, Liechtenstein y Suiza, es señal de acercamiento entre dos regiones con economías complementarias, en un contexto internacional marcado por crecientes desafíos al comercio abierto, afirmó hoy jueves el economista argentino, Jorge Marchini.
En una entrevista concedida a Xinhua, el vicepresidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) consideró que el anuncio sobre un TLC es «lateral» para el Mercosur, pero de alguna forma vinculado a una negociación más compleja como lo es la que sostiene el bloque regional con la Unión Europea.
«Para los países del Mercosur es un tema lateral, porque el comercio con estos países tiene una significación menor dentro del total de su comercio exterior, tanto exportación como importación, es lateral. De cualquier forma, no deja de ser un gesto de atención, sobre todo en un marco internacional donde crece el proteccionismo en las condiciones de comercio», señaló Marchini.
Es decir, que en el caso del Mercosur los despachos estarían relacionados con productos agropecuarios como cereales o carne que países como Argentina, Brasil y Uruguay venden, mientras que las importaciones constarían de productos como maquinarias, productos farmacéuticos, instrumentos de precisión, entre otros.
«No creo que sea un comercio que vaya a variar de forma muy significativa; sobre todo las commodities (materias primas) del Mercosur que ya tienen bajo arancel, mientras los otros productos sí pueden tener alguna significación, pero de cualquier forma no tienen los volúmenes que sí tienen otras condiciones de comercio», apuntó.
De acuerdo con el Mercosur, el Tratado de Libre Comercio Mercosur-EFTA permitirá que «ambos lados se beneficiarán de mejoras de acceso a los mercados para más del 97 por ciento de sus exportaciones, lo que se traducirá en un incremento del comercio bilateral y ventajas para empresas e individuos».
El también profesor en la Universidad de Buenos Aires aseguró que el gran tema de América del Sur y concretamente del Mercosur con las negociaciones con países con mayor desarrollo económico, guarda relación con las asimetrías, es decir, con el grado de competitividad y condiciones que tiene el comercio.
El economista ejemplificó la situación de las asimetrías con la eventual puesta en marcha del acuerdo con la Unión Europea «donde obviamente las condiciones son muy distintas porque las magnitudes y las condiciones de comercio son distintas».
Respecto del anuncio entre el Mercosur y EFTA, Marchini aseguró que se trata de países con economías complementarias, «donde hay ciertas producciones que no posee la otra parte (o el otro país) con condiciones de complementariedad que son más ajustadas que con respecto a otros países».
En cuanto a las posibles desventajas, señaló que uno de los desafíos podría surgir por parte de las producciones agrícolas europeas, que eventualmente podrían limitar la compra de ciertos productos sudamericanos.
En el caso del Mercosur, mencionó que el ingreso de bienes como los farmacéuticos también podría plantear tensiones en materia de competitividad, debido a diferencias en el grado de desarrollo y productividad relativa.
Asimismo, en un diagnóstico más general, Marchini refirió que el Mercosur «está en un momento donde tiene importantes debates internos, posiciones distintas entre los países, y también incógnita de cuál es su perspectiva a futuro, en un marco de cambios muy grandes, que no solo son de los países, sino también del mundo».
«Entre los temas están las condiciones relativas de las economías, desequilibrios macroeconómicos, las condiciones de estabilidad que no son iguales para todos los países miembros. Estamos hablando de inflación, condiciones del crecimiento económico, tipos de cambio, condiciones de precios relativos a las economías, que hacen dificultar una mayor fluidez del comercio», precisó.