El diputado Pablo Trejo Pérez escuchó y participó en la comparecencia de la Alcaldesa de Iztacalco ante la Comisión de Prespuesto y Cuenta Pública del Congreso de la Ciudad de México y habló con ella acerca de su interés por apoyar la cultura y el bienestar de los pueblos y barrios de Iztacalco, por lo cual presentó un punto de acuerdo para que el Presupuesto 2025 contemple recursos que apoyen a los pueblos y barrios de esa demarcación y les genere un bienestar que les permita el mejor desarrollo posible.
“Los mexicanos sabemos y entendemos con certeza, que los pueblos no son sólo la tierra, el espacio físico donde se vive y también se muere. Los pueblos han sido los sitios de la vida, sí, y con ella, han sido también y al mismo tiempo el sujeto-mundo del continuo histórico. Sin que sus ancestros y los nuestros, se los establecieran como obligación, sus pobladores son los resguardantes inherentes de esa responsabilidad, de ese continuo histórico.
“Los ritos forman parte de la cosmovisión de todos los pueblos, así como de las sociedades urbanas; hasta acá han sido traídas las plantas, los animales de compañía y los que son para alimentos. Los han traído los migrantes que enriquecen siempre el todo en que nos constituimos; estas ritualidades han generado siempre, nuevos sincretismos, que permiten fomentan y establecen, la pervivencia y el nacimiento de nuevas ritualidades y costumbres”, aseguró.
Para el legislador, los días 1 y 2 de noviembre, por ejemplo, se han constituido en las fiestas mexicanas más robustas, es decir, las de mayor “mexicanidad”. “A pesar de ello, no han evitado las mezclas culturales de pareceres prehispánicos, coloniales y modernos; sin embargo y muy a pesar del halloween, los mexicanos no dejan de añorar y visitar sus pueblos y los de sus padres y abuelos, con la finalidad de esperar la visita sacra de sus muertos, con quienes dialogan y comparten sus alimentos, ya sea en casa o en el panteón al cual llaman el camposanto”.
Dijo Trejo Pérez: “Nuestros ancestros nos enseñaron su palabra y también nos mostraron como darle sentido y valor con nuestros hechos; sus palabras han nutrido grandemente nuestro lenguaje moderno. En los términos biunívocos de la comunicación, hay expresiones que no pueden ser dichas ni comprendidas si no es a partir de sus contextos regionales, mismos que son una forma inevitable de cultura particular. Así es como las palabras de nuestros pueblos se hacen inmortales.
“De nuestros pueblos aprendimos, por ejemplo: los cuidados a los enfermos, el té para esto y para aquello, adquirimos un tipo de administración del tiempo, el respeto por los mayores y la idea de un cosmos que nos es inevitable en las filosofías de nuestra vida.
“Pero también hay una historia dura, de guerras, avasallamientos y dominios, esa historia se compone unas veces de elementos propios e internos y muchas otras por componentes ajenos o extraterritoriales al final, la modernidad y el asfalto, parecen a ver impuesto sus criterios de existencia; han golpeado lapidariamente y desde hace largo tiempo a nuestros pueblos y barrios; así es como hemos construido y hoy mantenemos una inmensa deuda con quienes habitan esos pueblos y barrio originarios; tenemos una deuda con sus usos y costumbres, con su identidad y origen, con la riquísima ritualidad que nos sigue maravillando y dando sentido”.
Para el diputado por el Distrito 15 de Iztacalco, en la ciudad “están representados todos los pueblos y todas las lenguas que les dan identidad y sentido histórico. Todos esos grupos humanos, son hijos de los mismos dolores, de la misma segregación, la misma discriminación y, en resumen, del mismo olvido.
“En Iztacalco hay dos de esos pueblos: uno es Santa Anita Zacatlamanco Huehuetl y el otro es Iztacalco, este último se encuentra dividido en barrios. Ambos pueblos estaban allí desde antes del arribo de los mexicas quienes gobernaron estas tierras hasta el arribo de los europeos. A pesar de ello cada uno de estos pueblos tiene sus definiciones, sus identidades, sus festividades, pero el mismo olvido. Los pueblos están ahí, sufriendo una silenciosa y larga desaparición”.