LA PAZ, 5 nov (Xinhua) — El dólar paralelo en Bolivia ha experimentado en las últimas semanas un descenso significativo de 13 a 11,37 bolivianos por unidad para la compra, en un movimiento que analistas vinculan directamente con la proximidad del cambio de Gobierno y las señales de ajuste en la conducción económica nacional. En un país donde el acceso oficial a la divisa está restringido desde comienzos de 2023, el dólar paralelo se ha convertido en el termómetro principal de las percepciones sociales, políticas y de riesgo. Hace apenas seis meses, en mayo, esa cotización bordeaba los 20 bolivianos. Actualmente, el nuevo punto de equilibrio informal se ubica entre 11 y 12 bolivianos, aunque el tipo de cambio oficial establecido por el Banco Central de Bolivia (BCB) se mantiene inalterable desde noviembre de 2011, en 6,96 bolivianos para la venta y 6,86 para la compra. El economista Gary Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), explicó este martes a Xinhua que la caída paulatina del paralelo refleja un cambio en las expectativas. A su juicio, esto responde no solo a la elección de Rodrigo Paz Pereira como nuevo presidente, sino también a la reactivación de contactos con organismos multilaterales y a un giro discursivo hacia un modelo económico más pragmático. «La elección de Rodrigo Paz marcó un punto de inflexión», dijo el economista. La señal política de una transición sin sobresaltos se sumó a factores financieros: la Asamblea Legislativa desbloqueó en un mes casi 800 millones de dólares en créditos externos, y el nuevo equipo económico estableció puentes con los organismos multilaterales. Uno de los compromisos más relevantes fue el anuncio de una línea de crédito con la CAF por 3.100 millones de dólares destinada a estabilizar la economía, garantizar la importación de combustibles y reforzar las reservas internacionales. No obstante, Rodríguez advirtió que el alivio es todavía frágil y anticipó que el dólar paralelo podría volver a subir una vez que Paz Pereira asuma la Presidencia, si las primeras medidas resultan impopulares o incoherentes con las expectativas ciudadanas. Por su parte, el economista Gonzalo Chávez, director de Competitividad y Productividad de la Universidad Católica Boliviana, señaló en redes sociales que en el país están ingresando «dólares reales» y «dólares de fe». Explicó que los «dólares reales» son los fondos concretos provenientes de créditos aprobados, destinados al pago de combustibles, deuda inmediata y gasto corriente, mientras que los «dólares de fe» son promesas y compromisos a futuro, como la línea de la CAF para 2025-2030, de la cual 465 millones ingresarían en el primer mes. «Aunque todavía no están en las reservas, cumplen una función psicológica esencial: calman los nervios y devuelven esperanza», escribió Chávez. Chávez planteó, además, la necesidad de fijar bandas de flotación entre 9 y 13 bolivianos para que la divisa vuelva a circular y salga del «colchonbank», como se denomina en Bolivia al ahorro en dólares guardado en casas. La coyuntura también ha tensionado la narrativa política del Gobierno saliente. El ministro de Obras Públicas, Édgar Montaño, denunció el viernes que la Asamblea Legislativa, que durante dos años rechazó sistemáticamente el endeudamiento externo, ahora aprueba créditos con celeridad a pocas semanas de la posesión del nuevo mandatario.
